miércoles, 27 de marzo de 2019

EL SUICIDIO



    En la  "solución" que para algunas personas ha supuesto la  auto-lisis, emerge el peor de los errores a cometer por el ser humano. Si la vida terminase con este acto podríamos tildarlo de simple cobardía ante una situación límite, pero lo cierto es que, pese a la aparente gravedad de cualquier circunstancia previa, el error es intentar enmendarla con otro daño muy superior. No pretendo ser moralista ni juzgar hechos, ni culpar a nadie, tan sólo  subrayar la extremada gravedad ética de tal proceder. Y digo gravedad moral porque el suicidio es , aparte de una carencia de fe o esperanza en Dios, es una total falta de caridad para con uno mismo y para con los demás, parientes y amigos, a quienes también notablemente se traumatiza, escandaliza  y compromete.
    No obstante, en buena parte de los casos  que ocurren, el individuo no es libre,  o como se dice vulgarmente: "se le han cruzado los cables". Éste puede ser un juguete de unas circunstancias humorales,  como ocurre en la depresión endógena, o por  claudicación ante intensas  causas externas, como a veces son la vergüenza,  la pérdida de la fama o la honra. Otras veces la razón exterior es  un temor insalvable hacia el dolor de una enfermedad, ante un diagnóstico maligno, o ante el pánico propio de una sentencia de cárcel.
    En la psicosis depresiva, no existen razones aparentes, no hay causas externas suficientes, pero las hay internas : un déficit continuo del neurotransmisor  serotonina.. El individuo llega a odiarse a sí mismo y a castigarse, considerando que no vale la pena la vida propia, ni , a veces tampoco la de sus seres más queridos. Este  desequilibrio  cerebral hoy día,se puede evitar con el oportuno y constante  tratamiento farmacológico de un experto médico o  psiquiatra.
   
    Entonces...¿Quien puede juzgar un suicidio..? .- Nadie.
 Por eso nosotros no podemos ni debemos juzgar el cataclismo personal que supone el suicidio,...no somos quienes. Simplemente debemos  saber que se trata de un fallo gravísimo contra uno mismo y un crimen para la conciencia de los allegados que siempre se han de sentir atormentados por esa lamentable página de una vida perdida inútilmente.
     Hemos de tratar también de amortiguar, en la medida de lo posible, la culpa social del suicidio, su carga vergonzosa, su escándalo, atribuyéndolo con sentido común a la enfermedad psíquica  presente en la mayoría de los casos. No hemos de amplificar el escándalo con opiniones, críticas o difamaciones que son caldo de cultivo para que mentes inmaduras lleguen a imitar tal notoriedad, porque realmente el suicidio es contagioso para toda mente inmadura. Por todo ello, ante el suicidio sólo caben la discreción y la oración, si somos creyentes,  por el alma del desgraciado.
    No quisiera despedirme sin una última observación sobre la figura del suicidio terrorista, tan de moda en el espacio cotidiano informativo. Los llamados mártires islámicos, terroristas suicidas prefabricados en el laboratorio de lavado de cerebro de algún falso profeta, degenerado y sin escrúpulos. Ni son mártires, ni son islámicos. No son mártires de ninguna clase, porque tan sólo es mártir el que arriesga o entrega su vida para salvar a otros, y no para matarlos. No son islámicos, porque precisamente el suicidio es considerado sin paliativos en la verdadera religión de Mahoma como uno de los peores pecados dignos del un infierno eterno. ¿Que son? .- Simplemente ejecutores de una acción producto del engaño por parte de otros  falsos y cobardes  consejeros,  que no se arriesgan en absoluto.
    Frente a todos los que se suicidan para matar a otros emerge la generosa figura de los que arriesgan su vida para salvarlos.  Recuerdo la figura heroica del cuerpo de bomberos de Nueva York en el 11-S,  en él muchos de ellos perdieron la vida por intentar proteger la de otros inocentes ciudadanos.  Estos sí que  fueron verdaderos mártires del bien. Para ellos nuestra admiración y respeto. Para los causantes de cualquier  suicida agresión nuestro más sincero desprecio.

Epicuro  2019