martes, 7 de mayo de 2019

ANÁLISIS DE LA POESÍA

LA MAGIA DE LA POESÍA.





Muchas veces me he preguntado porqué una idea en la prosa , por valiosa que sea, tiene menos efectividad  que el mismo concepto  en poesía. ¿Cómo es posible que este arte tenga esa capacidad única de llegar hasta el fondo del  corazón humano?. No pretendo destripar la genialidad de un Bécquer o de un Lope de Vega, pero creo de interés que analicemos en qué bases reales descansan sus grandezas líricas.

Existen tres elementos a valorar en la poesía: una idea bella, una buena  secuencia o ritmo y una conseguida  rima. Todas ellas son imprescindibles y cuánto más reales queden más valor va a tener la obra final, mayor será la afectividad y efectividad conseguida . Y no se trata  de cantidad, sino de calidad. Tanto es así que si además la obra es breve (por ej: un soneto), al igual que  un caro perfume, consigue el ser  aún más selecta. Una bella idea expresada en pocas palabras es siempre mejor recibida. Así nacieron las frases célebres y los proverbios populares, como un valioso cruce entre dos buenos progenitores:  la verdad  y  la brevedad.

Un desarrollo que marque un ritmo repetitivo ya viene marcando una belleza. Es la base del latido de nuestro corazón, el primer ruido de vida que percibieron nuestros oídos embrionarios, el que les impulsaba a vivir más, y lo son también los tambores del tam-tam, la más antigua orquesta  conocida por el hombre., que le animaba a la acción. Las frases se miden y archivan  por sus golpes silábicos que se repiten o alternan de manera definida. Existe una notable memoria del ritmo que se instaura en un primer momento y se mantiene a lo largo de toda buena composición. Está presente en la poesía , pues,  una armonía del ritmo, ya que el oído percibe y distingue netamente tanto las secuencias breves, como las largas de hasta 11 sílabas. Si son mayores se suelen partir en múltiplos de menor longitud (uno de doce se reparte en dos de seis, uno de trece en uno de 7 y otro de 6, y así sucesivamente). Aún recitada en  la misma frecuencia sonora, ya que la poesía es una canción mono-tónica, y con su  sentido auditivo recuerda siempre perfectamente cada secuencia individual. De ello saca partido el arte de la "copia" del sistema Morse;  los radiotelegrafistas de ayer ,como  hoy día los radioaficionados, dicen que cada letra del alfabeto se identifica rápidamente y sin tratar de recordarla,  como si fuere una pequeña cantinela conocida.   Entre una y otra secuencia poética es necesaria la existencia de un tiempo de descanso en el que se saborea la frase, a la vez que el intérprete  respira.

La repetición de estímulos auditivos , así como de secuencias rítmicas con un resultado anímico es la base del funcionamiento tanto de la música como  de la poesía. Y es que la rima o repetición de las dos última sílabas de cada frase, al igual que la posterior  y larga nota de cada secuencia musical,  funciona como un eco de la anterior,  como una reactivación armónica que para no ser demasiado repetitiva, usualmente se va alternando.
 Es la rima el mayor obstáculo en la elaboración poética y el sello de su verdadero valor. Necesita de  la memoria de las palabras, la que es utilizada a fondo en la creación poética, porque los fonemas se almacenan en nuestro cerebro, bien por sus sílabas de comienzo (memoria alfabética), o bien por las de su final (memoria de rima). Un buen poeta, cuando se halla inspirado, sabe encontrar la idea con la secuencia bien ritmada y sabe descubrir la rima final de forma admirable e inimitable. Nunca podrá la informática, por muchas bases de datos que quiera utilizar, de vocabularios, de medidas o de  bases de rimas, hacer un verso cuyo significado sea siquiera discretamente hermoso. Es necesario el talento del artista compositor.

La idea expresada se puede agrupar en uno de estos cuatro temas, de los  que pongo un breve ejemplo:



Lírica satírica o de costumbres.- Generalmente hecha para caricaturizar a alguien. Puede ser muy ingeniosa.

Francisco de Quevedo
 (1580-1645)


           A una nariz


  Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

  Era un reloj de sol mal encarado,                   5
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

  Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,                         10
las doce Tribus de narices era.

  Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


Estrofa:  Soneto (catorce versos de once sílabas:
          dos cuartetos [o serventesios] y dos tercetos)



Lírica épica.- Canta las virtudes de la patria, la lucha, la muerte heroica.

Bernardo López García

Fragmento de su oda al Dos de Mayo

¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!...

La virgen con patrio ardor
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y cuando calmado está
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!..."

Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!...

Mártires de la lealtad
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad...
en la tumba descansad,
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero.





Lírica del amor humano.- Amor entre sexos opuestos (la más crecida en número de obras poéticas), amor a padres o hijos.

Gustavo Adolfo Béquer

Volverán las oscuras golondrinas

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.


Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas ..., ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas ..., ¡no volverán!






Lírica de amor divino o mística.

Lope de Vega
 (1562-1635)


  ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?


  ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno escuras?

  ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,        5
pues no te abrí!  ¡Qué estraño desvarío
pues de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

  ¡Cuántas veces el ángel me decía:
Alma, asómate agora a la ventana,               10
verás con cuánto amor llamar porfía!

  ¡Y cuántas, oh hermosura soberana:
Mañana le abriremos --respondía--,
para lo mismo responder mañana!


Estrofa:  Soneto (catorce versos de once sílabas:
          dos cuartetos [o serventesios] y dos tercetos)



 Epicuro  Marzo de 2007- 2019